La mayor parte de los músicos al hablar de improvisación prestan mucha atención a la parte melódica y a la rítmica, al fraseo, al sentido, al feeling, etc. y esto, por supuesto, tiene mucha importancia, pero también las técnicas de improvisación desde el punto de vista armónico son indispensables para hacer buenos solos. En música la improvisación se puede definir como la capacidad de crear un discurso musical de manera espontánea. Todos los que nos dedicamos a alguna rama de la música popular (pop, rock, blues, funk etc.) y por supuesto al jazz, tenemos la necesidad de hacer solos y por esto es indispensable saber en que se basa teóricamente la improvisación.
La improvisación, como la música en general, se divide en tres partes básicas que son: el ritmo, la melodía y la armonía, es decir, se improvisa rítmica, melódica y armónicamente, sí armónicamente. Con esto no me refiero a improvisar usando acordes, cosa que sólo algunos instrumentos, como el piano, los teclados, la guitarra y otros pocos permiten, sino al uso adecuado de las notas de la melodía y del lugar donde éstas se colocan para crear la elección del color armónico que se desee, y en esto consiste justo el tema que trataremos.
Cuando los compositores occidentales comenzaron a abandonar la tonalidad, para sumergirse en nuevos horizontes, estaba naciendo en Norteamérica la música a la cual llamamos jazz, producto de la síntesis de la tradición occidental y del bagaje cultural de los afro americanos. La música que resultó de esta unión es diferente, tanto a la occidental como a la africana, desde muchos ángulos y, la armonía, como era de esperarse, es distinta también. Lo que se conserva de la armonía occidental es el empleo de la tonalidad, es decir, la música basada en el uso de tres regiones armónicas, tónica, subdominante y dominante, en las cuales la familia de la tónica es la que nos da la sensación de mayor descanso o reposo, la familia de la dominante nos remite a la mayor tensión y la familia de la subdominante que es como un estado intermedio entre ambas, pero la diferencia radica en que en el jazz tenemos la libertad de elegir para cada función tonal, muchas opciones; es decir, mientras conservemos la base de la estructura del acorde, 1, 3 y 7, (Primera, Tercera y séptima) podemos elegir las quintas y las tensiones (9, 11 y 13), por ejemplo, en un acorde “dominante 7” (1, 3 y b7) podemos decidir si la novena va a ser mayor (9), bemol (b9), o sostenida (#9). De esta misma forma podemos tratar a la quinta (5), la oncena (11) y la trecena (13). Si tomamos en cuenta que en el jazz las principales progresiones son “IIm7 – V7 – I Maj7” y “IIm7b5 – V7b9 _ Im7” (segundo quinto primero, mayor y menor) y que a cada grado de éstas progresiones podemos aplicar este tipo de intercambio tomando de las tres escalas básicas, natural, armónica y melódica cualquiera de las 21 estructuras resultantes, a las cuales llamamos “escalas acorde” o “escalas modales” según el caso, y si agregamos las escalas paralelas (hexáfonas y disminuidas) podremos deducir que, sólo de aquí, tenemos muchas posibilidades de elección. Aclaro que me refiero a la improvisación funcional por existir la improvisación atonal, las técnicas de outside, etc. Siguiendo este camino llegamos con facilidad a la conclusión de que los colores armónicos del jazz son muy amplios y por lo tanto no vale la pena perdernos de la oportunidad de adquirir tan magnificas herramientas.
En realidad me refiero al jazz por ser este el ámbito en el que se desarrolla la improvisación de manera más libre, sin embargo, las técnicas de este se aplican a muchos de los estilos de música popular actual.
Conciente de que hay mucho que abundar sobre los puntos que antes mencione, aclaro que justo el objetivo de este espacio será profundizar en los rudimentos teóricos que nos permitirán tener la capacidad de comprender y utilizar los colores armónicos como parte de nuestras herramientas al improvisar, por lo que abordaremos temas como, las funciones tonales, las progresiones II – V – I, los acordes de tercera y séptima, la modalidad, las escalas acorde y las extensiones o tensiones por mencionar sólo los primeros temas.
Para hacer más efectiva nuestra comunicación, les sugiero, de manera especial, repasar los siguientes temas de teoría musical: intervalos, construcción de escalas, armaduras, construcción de acordes y armonización de escalas mayores y menores, con tríadas y con acordes de cuatro voces, pues aunque son temas muy básicos son como los cimientos del edificio, mientras más los dominemos más fácil nos será la comprensión de cualquier tópico.
Para terminar quiero invitarte a sumergirte en el excitante mundo de la improvisación, pues creo que es una magnifica forma de expresión haciendo uso de nuestro derecho a la libertad.