La Jornada Antonio Maracara 10/12/ 2003

La Jornada

México D.F. Miércoles 10 de diciembre de 2003

Espectáculos

JAZZ

Antonio Malacara

Emmanuel Mora

EL SEGUNDO DISCO solista de Emmanuel Mora, Cuerpo y alma, es un viaje lúdico y desenfadado por las diferentes rutas que convergieron en lo que hoy conocemos como jazz clásico. Es una colección de ocho standards ampliamente conocidos y degustados por varias generaciones; a tal punto, que era ahí precisamente, en el brillo y la popularidad de cada uno de los temas, donde radicaba el reto del artista. ƑCómo agrupar ocho clásicos del jazz en un solo compacto sin despeñarse en obviedades o lugares comunes?

LA RESPUESTA DEL guitarrista fue tan clara como sorprendente. En primera instancia, recurrió al difícil arte de la sencillez en cada uno de sus arreglos. No se trataba de hurgar en las últimas posibilidades de los patrones armónicos establecidos, o de abrir nuevos y exóticos derroteros a través de las tan socorridas fusiones rítmicas de finales de milenio. No. Aquí se trataba “simplemente” de interpretar una vez más a los grandes maestros, a los músicos que Emmanuel Mora ha admirado desde siempre, con la inmediatez óptica que cada uno de ellos imprimió desde un principio, pero, evidentemente, con la inevitable descarga emocional de los nuevos traductores.

EMMANUEL QUISO ADEMAS reducir a trío la dotación instrumental para esta segunda incursión, ya que en su primer disco, Huellas (Global, 2001) abordó a los clásicos (Monk, Coltrane, Davis, Corea) en formatos de cuarteto y sexteto para aumentar los recursos tímbricos. Hoy prefirió la intimidad de su guitarra y de una base rítmica, ampliando así los espacios de acción para sus cuerdas al no haber un instrumento que lo acompañe con acordes.

ASI, CUERPO Y alma transcurre entre los intensos claroscuros que se desatan de cada uno de los tríos. En cuatro temas Emmanuel es acompañado por Jorge Luri Molina (contrabajo) y Omar Arán (batería), y en los cuatro restantes lo hacen el contrabajo de Aarón Cruz y la batería de Giovanni Figueroa. Y aunque en cada una de las mancuernas se manifiestan dinámicas y estilos diferentes, podemos ratificar con facilidad que se trata de cuatro de los más importantes músicos en la nueva generación del jazz en México.

DESDE EL PRIMER corte, Stella by starlight, se evidencia también la madurez musical de Emmanuel Mora, la pureza de su sonido, y a lo largo de toda la obra nos entrega un verdadero acervo de fraseos inmaculados, otorgando amplios espacios a la imaginación y los solos de los demás instrumentistas, incluyendo a Omar Arán, que por lo general se “limitaba” a acompañar y dar plataforma a los instrumentos solistas, sin soltarse del todo en aventuras de improvisación.

LAS PIEZAS CONTINUAN transitando sin dificultad por diferentes niveles, desde las baladas como Bluesette, el tema más famoso del guitarrista belga Toots Thielemans, o Body and soul, que Emmanuel mantiene como una de sus favoritas de siempre, recordando que su abuelo, el pianista Januario Toraya, la tuvo siempre en su repertorio. O bien la mítica Días de vino y rosas, que sirviera de tema a la película en la que Lee Remick y Jack Lemmon se mueren de sed.

PERO ESTAN TAMBIEN las excelentes transportaciones de sax bebopero a las líneas de la guitarra, como en los casos de Scrapple for the apple y Ornithology, dos de los temas inmortales no solamente de Charlie Parker, sino del jazz mundial en su conjunto, a los que tal vez se podrían añadir títulos como Yardbird Suite o Now’s the time. Para cerrar con broche de platino, Mora eligió Tenor madness, hard bop de Sonny Rollins, que el neoyorquino grabara en 1956, en una legendaria sesión en la que tocó a dúo de saxos con John Coltrane.

EL UNICO PERO es que el disco se va como agua, pero en Cuerpo y alma encontramos, ante todo, a un guitarrista que se da el gusto de retomar a los clásicos por el placer mismo de la disciplina y la nostalgia… o por asumir una raíz de carácter universal que nunca perderá vigencia en este planeta.

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Emmanuel Mora 2017